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lunes, 29 de noviembre de 2010

Hablando francés

Durante un tiempo viví un espejismo aquí en Francia: llegué a pensar que los franceses sí que hablaban inglés con relativa frecuencia. No es que me desayunase con ginebra ni nada de eso, es que en mi trabajo prácticamente todo el mundo se maneja. Dicen cosas como ai ab por "I have" ó zis is por "this is" pero se manejan. Además eran los días de estar con la agencia de relocation que hablaba conmigo en inglés y encima el subdirector de mi banco francés, un tal Silvain Rey (que no habla ni papa de español a pesar del apellido) también se comunicaba en buen inglés conmigo. Llegados a este punto, me pareció una buena política el entrarle a la gente con la pregunta "Parlez vous l'anglais ou l'espagnol?" que a los franchus les debía sonar como una especie de "habló ustés la inglés o lospañol". La respuesta era sistemáticamente una cara de "¿cuala?" seguida por una negación con expresión de coña y un demoledor: "fraçaise".

El caso es que irían unos ciento cuarenta y tres intentos fallidos cuando me convencí de que era más práctico intentar comunicarse directamente en francés y qué leche, para eso va uno a las clases ¿no? Hubo además una situación que me forzó a apretar el tema. Fue la compra de muebles en el Ikea, que hay un Ikea aquí, en Nantes y que por un tiempo fue mi segunda casa, vamos que empezaba a reconocer a los dependientes. Está dentro del centro comercial Atlantis, ese de la foto del otro día. Pues decía que compramos muebles en el Ikea y pedimos que nos los llevasen a casa (se paga por ello, claro). Nos dieron un plazo de entrega entre una semana y diez días. El pedido incluía las camas por lo que hasta su llegada, deberíamos dormir en unas magníficas camas hinchables que habíamos comprado para los invitados que prevemos alojar y de hecho ya hemos tenido ocasión de alojar. Las camas hinchables son sorprendentemente cómodas el primer día, pierden encanto entre el segundo y el cuarto y estás deseando perderlas de vista a partir del quinto. Así pues el décimo día esperábamos con grande ilusión y notorio dolor de espalda las camas que tenían que llegar... pero no llegaron. Ante tan incómoda situación y frente a la perspectiva de mantener una conversación telefónica en francés con algún empleado de Ikea, decidí personarme en la atención al cliente, donde no llega la palabra alcanzarían los signos, me decía yo. El caso es que me encaré a un empleado, muy amable debo añadir, y le vine a decir algo como "yo compro mueblos, mesa, sillos, cama grranda e pequeños. Tú dise uno semano dies dios entrego perro más dies dios y no sillo, no mesas, no cama. ¿Pudes tú mi ayudarr? Pues por increíble que parezca el tipo me entendió, cogió el teléfono y localizó mi pedido, me dijo donde estaba y me dio tres días más de plazo para la entrega. Naturalmente a los tres días seguíamos durmiendo en las camas hinchables así es que al cuarto día un nuevo viaje al Ikea con nivel de cabreo creciente. Repetimos la jugada, plazo hasta el viernes-sábado y esta vez me llevo como botín adicional el número de teléfono del transportista. El caso es que tardamos dos semanas más en tener camas porque el transportista había recibido el pedido pero una etiqueta estaba a mano y no figuraba en el ordenador y bueno, un lío. Por cuenta del episodio de los muebles acabé hablando por teléfono con el transportista, con la atención al cliente de Ikea y además haciendo una visita más en persona. Al final el asunto se resolvió con la intermediación de Veronique, responsable de RRHH de mi empresa con notables habilidades secretariles que se cuida de mi cuando tengo contratiempos cotidianos de estos.

No siempre se dan las cosas igual de bien. Me ha pasado estar delante de un expositor de bocadillos y señalar diciendo "Quierro una bocadilla como esta porr favorr" y que no me entiendan y yo creo que está bien claro ¿no? Pues no veas cuando llegas a la parte de la botella de agua pequeña.

Cuando uno intenta hablar la lengua local con los nativos hay dos respuestas posibles, que se esfuercen un poquito y te entiendan o que no quieran y pongan cara de gilipollas. El caso es que se va uno envalentonando y ya te animas a decir cosas en francés como si tal. Hoy mismo le he pedido a una camarera un café irlandés. Yo, todo estupendo, he soltado "Pug mua un café iglondé". En la cara de la camarera se leía claramente un "¿qué coño me estará pidiendo el guiri este?". Invitado a explicarme empecé con un "ui, se le café avec un pe de guisqui e crem..." y entonces va la chica y suelta "Ah, un Irish coffee!" Y es que nunca sabe uno como acertar.

2 comentarios:

  1. Si es que te complicas demasiado. Todo el mundo sabe que SO LO HAY QUE HA BLAR MUY AL TO Y MUY DES PA CIO!

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  2. Alfredito, hijo: pero, ¿tú compras en el Ikea?
    Cayó un mito...

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