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domingo, 18 de diciembre de 2011

Bilan: Lo que me ha gustado y lo que no me ha gustado

Bilan en francés significa balance y es lo que toca hacer. ¿Qué me llevo de Francia después de un año y medio viviendo aquí? ¿Qué hay de bueno y qué de malo? ¿Cuáles son las virtudes y cuales los defectos del gabacherío? ¿Realmente se merecen que les tengamos tanta manía? Creo que no son malas preguntas para hacerse a la hora de echar el cierre a esta experiencia nantaise. Vamos a ello.

Ante todo y por delante, para bien o para mal, después de España, este es el país del mundo donde más españoles viven, creo que algo así como 165.000 aunque no consigo confirmar la cifra. ¿Por qué? Pues de los que tenemos cerca, que son ellos, Portugal y Marruecos, Francia debe ser donde mejor se vive. Desde luego la apariencia es más limpia. Además tenemos muchos nexos culturales con ellos y durante siglos han sido nuestro modelo a imitar, hasta aquello de la guerra nuestra que ganó aquel amigo de Hitler. Sí hombre, ese general bajito y panzón, cómo se llamaba, ¿Próspero? ¿Sincero?... Bueno, sabéis quien os digo. Pues ese fue el que recuperó el odio al francés porque eran unos inmorales, unos rojos y daban asilo a los republicanos españoles (no vamos a discutir ahora en qué condiciones, la propaganda es la propaganda). Como al generalito y su caterva de inútiles los redimió Eisenhower y los americanos siempre han tenido una cierta prevención hacia los franchus, la cosa de la francofobia ha resistido bien el paso del tiempo. También hay que reconocer que ellos hacen lo que pueden por resultar odiosos con esa autosuficiencia y esa manía de quemar camiones españoles cargados de hortalizas. Con eso y con todo, qué sindicalista español no sueña con tener el poderío del que gozan los sindicatos franceses que están hasta en la sopa y te comes lo que digan estés afiliado o no, les votes o no, estés de acuerdo o no. Por ejemplo son los que deciden si puedes abrir tu tienda en domingo o no ¿no es adorable? Seguro que a Sa le parece cojonudo, con tal de llevarme la contraria...

Mundo laboral
Ya que estamos con el tema voy a empezar el balance por el mundo laboral. Es odioso. La legislación laboral es superencorsetada, todo está reglamentadísimo y medido al milímetro para evitar cualquier sorpresa y eliminar cualquier posible arreglo. Prácticamente todas las decisiones laborales en cuestión de horarios requieren la aprobación conjunta de la Prefécture y la comisión sindical del Departamento. Luego dicen de España pero aquí es complicadísimo hacer nada. A los empleados, más que contratarlos, parece que se casa uno con ellos. Muy chungo, no me ha gustado.

Educación
Pues tampoco me entusiasma. Es la base y fundamento de un sistema absolutamente historiado en el que las letras reciben una atención desmesurada hasta el punto de que en un examen de matemáticas se juzgan por igual el dar la solución al problema y la explicación con que se acompaña la solución. Además es un sistema que promueve las diferencias sociales y la desigualdad como pocos he visto. Definitivamente no me gusta.

Ocio
Estoy encantado. Se come de maravilla, siempre hay donde ir, organizan muchísimas cosas, festivales, teatros, música... Siempre hay algo que hacer. Además a los franchus les gusta salir y disfrutar de la vida y del buen tiempo cuando lo hace. No ocultan su desamor al trabajo y su afición al ocio y bien que procuran atender a las dos cosas, trabajar poco y disfrutar mucho. Me ha gustado.

Bretaña
Bonito que te cagas. Me ha gustado. Mucho.

Nantes
Un gustazo. Pequeño pero con encanto. Un montón de cosas que hacer, una ciudad muy cuidada, con parques, con rincones pintorescos, con restaurantes y garitos. Muy recomendable. Me ha gustado.

El tráfico
¿Hay algo más odioso que un niño gritando como un poseído en un restaurante durante una hora mientras sus papás lo ignoran? Sí, un francés al volante. Hay mucho revuelo en estos días con la seguridad vial. Sarkozy, monsieur le président, con esa agudeza que le caracteriza, ha propuesto la instalación obligatoria de alcoholímetros de seguridad en los coches que no te dejen arrancar si excedes la tasa permitida. Y digo yo, no podían empezar con algo más simple como respetar los stops, semáforos y pasos de cebra, por ejemplo. Tampoco estaría mal si se parasen antes de acceder a las rotondas en lugar de entrar "a huevo". Luego ya si eso lo del alcoholímetro también pero de primeras respetar la norma parece buena idea. No me ha gustado el tráfico francés.

Los franceses
Pues mira, no son mala gente. Alguno hay que lo matarías por imbécil pero a mi me han acogido en su país, me han dado lo que era justo, me han tratado con corrección y me han otorgado casi los mismos derechos que a uno de los suyos (no me dejan votar ni aunque sea a Sarko). No es que sean para tirar cohetes pero bueno, me han  gustado.

Las francesas
Si alguien se cree que voy a hablar de este tema en el blog que leen mi santa y mi cuñada está muy equivocado. No comments.

La comida
Está muy bien, sobre todo el queso. No he echado de menos lo nuestro para nada. Me ha gustado.

La televisión
Ni idea, sólo veo televisión española y películas, las TF no me motivan nada. No me ha gustado.

Coste de la vida
Mucho menos de lo que uno piensa. En general la vida en Nantes es similar a lo que pagas en España pero los sueldos son más altos. La vivienda creo que es más barata. Más que en Madrid seguro. Lo de París por lo visto no tiene nada que ver. Me ha gustado.

La cosa fiscal
Se pagan menos impuestos que en España, al menos si tienes dos hijos. A los no padres creo que los funden. Tener hijos recibe muchas ayudas y facilidades en este país, probablemente eso explica que su tasa de natalidad sea muy superior a la nuestra. Me ha gustado.

Transporte público
Bastante decente y eso que el de mi pueblo es de lo mejor. Los autobuses son rápidos, pasan a la hora prometida las más de las veces y son cómodos. Los taxis no, esos son una mafia que te cagas, caros y escasos. Balance positivo, me ha gustado.

El médico
Bien. Te tratan con mimo, te dan mucho rollo, alguno incluso chapurrea el inglés. Las urgencias de hospital afortunadamente no las he utilizado pero me han dicho que son un coñazo, que esperas y esperas y esperas, una mierda. Por cierto, aquí la visita al médico son 30 euritos que luego te devuelven por vía de una mutualidad. Debe ser eso del copago que mejor harían en llamar "repago", que se nos viene encima en España. Me ha gustado.

Podría seguir hasta el infinito y tampoco es plan. En general estoy contento con el país y los paisanos, me alegro de haber venido y lo que lamento de que se acabe es la gente que dejo detrás. Echaré de menos Nantes lo cual es mejor que guardar un mal recuerdo. Los franchus me parecen buena gente. Son un poco desgraciados porque se han dedicado a fomentar el clasismo y a amargarse la vida con ello. Tienen el gusto por la buena vida de los mediterráneos y la falta de imaginación que (erroneamente) atribuimos a los norteños. En Francia se vive bien y más fácilmente que en España, están mejor organizados y son muchísimo más obedientes que nosotros. La sociedad es muy encorsetada y terriblemente clasista pero la gente más joven no es así, esos se abren con cierta facilidad y parecen dispuestos a admitir que Francia no es la parcela adyacente al cielo.

El "tinglado" de los franceses funciona en buena medida por el proteccionismo que sienten hacia lo suyo; si algo es francés, es mejor para ellos y sólo recurrirán al producto extranjero cuando no haya algo producido en Francia, incluso si es más caro. Es muy loable pero no creo que funcione en el largo plazo. La grandeur y la francophonie son mentiras piadosas. La una murió en Waterloo hace 200 años y la otra simplemente es un chiste si se compara con la Commonwealth o la Hispanidad pero bueno, ahí están, tan orgullosos de lo suyo.

A mí me gusta decir, como figura alegórica, que Francia y España son dos hermanas. Una, la pequeña, es robusta pero guapa, alegre, de pechos generosos y curvas marcadas. La otra, la mayor, es rubia, alta y delgada, con un porte más elegante y desde luego más lánguida. Se parecen porque son familia y se quieren porque son hermanas y tienen mucho en común. De vez en cuando discuten, se pelean como hermanas, a veces de manera muy recia. Ahora que ya son mayores no van más allá de pegarse una voz de vez en cuando pero están mejor juntas que separadas.

Si alguna vez os surge la posibilidad de vivir en Francia, no tengáis problema, no vais a estar mal.

Besos a todos y gracias por leerme.



200 años dándonos por saco mutuamente. Quieras o no, eso une.


jueves, 15 de diciembre de 2011

Todos abiertos, como los chinos

Estoy un poco agobiado. Me cambio de país, el trabajo se me amontona, los de la mudanza no responden, la niña me fotografía el mobiliario para ponerlo en venta pero no me lo dice... En fin, el caos habitual de estas cosas. Además los gabachos, como buenos europeos, todo lo aseguran con unos estupendos preavisos de tres meses para dejarlo todo, no vaya a ser que les toque pensar/espabilar. Ya digo, no es por gabachos, es por europeos. De hecho, los belgas son peores y los alemanes, según he oído, también. Bueno pues a pesar de eso sigo enganchado a radio, informativos de TV y algún que otro vistazo a la prensa, a toda, no como alguna que yo me sé que complementa la información de El País con la de Público, que viene a ser lo mismo que verse El Mundo y La Razón.

Escucho y leo noticias y esto me sugiere reflexiones. Las reflexiones se me acumulan en el selebro y antes de que me haga asín, como decía una acompañando la expresión del gesto de una mano actuando como cuchilla y la otra parando el golpe cual tajo de decapitar, me pongo a hacer terapia con el blog y a recaudar opiniones entre fans, enemigos, allegados, familiares y amantes vari@s

Hoy he escuchado una cosa que me ha gustado porque hace mucho, mucho tiempo que la reivindico. Resulta que en Madrid se va a permitir que el comercio abra sus puertas según convenga a sus dueños. ¡Joder, ya era hora! me he dicho. Como es una iniciativa de Espeonza Aguirre y sus leales y ya me conozco el percal, se lo he planteado a una inocente menor de edad:

- Vamos a ver - he preguntado - si tú tienes una tienda que has abierto ocupando en ello tus ahorros, y en tu tienda vendes cosas normales, legales, de origen conocido y además, pagas los impuestos correspondientes, ¿te parece normal, inocente menor de edad, que puedas abrir la tienda cuando te de la gana o crees que es mejor que te digan cuando puedes abrir y cerrar?

La respuesta ha sido la esperada, que abres tu tienda cuando te da la gana porque para eso es tuya. Et voi la! como queríamos demostrar, las criaturas del capitalismo, acostumbradas a batirse el cobre para resolver sus problemas por si mismas tienen esta querencia: Tú hazme hueco que en habiendo hueco, yo ya...

Como es natural, el pequeño comercio y la oposición política ya han puesto el grito en el cielo. Los unos por ese deseo de garantizarse derechos y prebendas mediante el viejo sistema de obligar al prójimo a seguir tus normas (las que te convienen a ti) en lugar de competir limpiamente y en igualdad de condiciones; los otros no lo sé, de puro gilipollas debe ser, el caso es oponerse. Yo que nunca he tenido comercio alguno y que, a fecha de hoy, no tengo pensamiento de tenerlo, estoy encantado con poder ir a comprar lo que sea cuando me venga en gana. En Nueva York ocurre esto mismo y nadie ha muerto por esta causa que se sepa.

Antes de que se me tache de facha irredento debo decir que para todos tengo. En estos días he podido escuchar a mi estimado Fedeguico defender un argumento que planteado por otro resultaría ridículo pero que enunciado por él, con esa carga de sagrada indignación con que dice las cosas, parece hasta lógico y razonable, que no digo yo que lo sea, vamos, a mí no me lo parece. Defendía Fedeguico, en contraposición al bochornoso espectáculo que ofrece estos días el yerno real, que es lógico que los pobrecitos deportistas españoles se tengan que afincar en paraísos fiscales para no pagar tanto impuesto porque total, para unos pocos años de ganar buen dinero que tienen por lo visto no le parece justo a este señor que paguen tanto. Vamos, que es lo más normal, lógico y natural que Arancha Sánchez-Vicario se hiciese andorrana en su día para no contribuir al sostenimiento del país, que para eso ya estamos la chusma que madrugamos todos los días para ir a currar. Esto demuestra que, cuando se pone a ello, Fedeguico puede ser tan capullo y gilipollas como el que más. Se da también la circunstancia de que Fedeguico es un incondicional y rendido admirador de Espeonza y que alaba mucho esa decisión sobre el horario de apertura de los comercios de Madrid. Visto lo visto me pregunto si lo de de acuerdo o en desacuerdo con las ideas y propuestas de unos y otros independientemente del marchamo que lleven es algo común o si es que en realidad soy un superdotado.


Superdotado, qué palabra tan ambigua.

sábado, 10 de diciembre de 2011

11-M

Una fecha bastante nefanda para los españoles, sin duda ninguna. Yo recuerdo perfectamente lo que estaba haciendo cuando sucedió y calculo que como yo, la mayoría. También como la mayoría de los españoles yo tengo una idea y unas opiniones formadas de lo que ocurrió:

El gobierno de entonces, presidido por Aznar, centró su trabajo en seguridad sobre la ETA, dejando de lado a los grupos islámicos. Craso error por el que pagó él y pagamos todos, particularmente los que se dejaron la vida o la salud en los trenes. En un principio, con cara de poker porque les había cogido con el paso cambiado, el presidente del gobierno y sus ministros apuntaron a la ETA y trataron de echar tierra encima de la vertiente islámica. No salió bien el asunto, localizaron a unos autores materiales y la mayoría de ellos se autoinmolaron en un piso de Madrid. Más tarde atraparon a otro, al parecer uno que ejercía de confidente de la policía, un tal Jamal Zougan, que ha sido considerado autor material - el único capturado- con vida y por lo que ha sido condenado a 40.000 años de reclusión; lleva 7 en un módulo de aislamiento.

Yo entendí el tema y lo di por zanjado. La insistencia del PP por atribuirlo a la ETA me pareció que obedecía a fines políticos sin más. Otro tanto he opinado siempre de la insistencia del diario Inmundo en hurgar sobre el particular durante años, que si el titadine por aquí, que si la goma-2 por allá. ¿Y qué más da? me decía yo, ¿no fueron los cabrones estos de islámicos y su enajenación lo que ha causado esto?, pues ya está. Es más, siempre me pareció percibir una hipótesis de trabajo nunca declarada de manera explícita, según la cual el propio Zapatero habría estado involucrado en la matanza, conchabado con la ETA, para que el primero llegase al gobierno y la segunda alcanzase sus objetivos por vía de la negociación política. Esta idea me parece tan asquerosa que jamás he querido considerar que algo así pudiera llegar a ocurrir y en ello sigo, por más que efectivamente, la ETA haya logrado sus metas y que lo haya conseguido merced a la perseverancia de ZP en sentarse con una banda de asesinos a negociar qué quieren a cambio de dejar de cometer delitos. Antes de que nadie se ponga a gritar, esto son hechos objetivos, publicados y no desmentidos, es más, El País anda publicando detalles de la negociación entre el partido socialista y la banda asesino-mafiosa, negociación que ni tan siquiera se rompió tras el atentado de Barajas.

Pues eso, que así zanjaba yo el asunto del 11M. Pero resulta que últimamente El Mundo (diario Inmundo para los amigos) ha encontrado a una serie de testigos protegidos a los que se identifica por letras y números y ha contado cosas. Digamos de antemano que el testimonio de los testigos en cuestión ha sido pieza fundamental en la condena de Zougan ya que declararon verle e identificarle en los trenes. Ahora bien, fijémonos en lo que ha sido publicado y no desmentido ni recurrido por vía judicial puesto que nadie ha demandado al periódico por falso testimonio:

- Dos de los testigos son una pareja de rumanos, en aquel momento en situación ilegal. Un tercer testigo, hermano de uno de los cónyuges, fue descartado. Todo queda en familia.
- Uno de los testigos reconoce que identificó a Zougan por primera vez diez días más tarde de lo que había declarado en el juicio.
- La mujer ha cambiado su testimonio tres o cuatro veces con versiones que van desde "lo vi pasar" hasta "se encaró conmigo". El colmo es su declaración de que se tuvo que quitar un cadáver que le cayó encima para poder salir del tren tras el atentado cuando al parecer en el vagón en que ella viajaba no hubo más que algún herido leve.
- Los testigos protegidos fueron indemnizados con 100.000 euros y recibieron la nacionalidad española, es decir, pasaron de inmigrantes ilegales a españoles con ahorros tras dar testimonio.
- Los testigos protegidos fueron contratados por una empresa propiedad de un íntimo amigo del comisario que llevó la investigación, organizador casualmente de la famosa cacería que le costó la dimisión a Bermejo y en la que también participaron el comisario en cuestión y Baltasar Garzón.

Hay otros detalles extraños por ahí como que se ordenase la destrucción de los restos de los trenes de manera casi inmediata sin que ahora sea posible saber quien dio tal orden, cumplida con extrema diligencia. Tampoco parece normal el follón de informes periciales de los artificieros que vienen, van y se contradicen o que el responsable del TEDAX, Juan Jesús Sánchez Manzano, esté procesado por turbios asuntos relacionados con las actuaciones del día.

En fin, vamos a suponer que hay mucho inútil metido en esto porque es mejor que pensar en conspiraciones y otros horrores. Siendo así yo no sé que es peor, si pensar que un tipo puede llevar siete años en una celda de aislamiento en base a tres testimonios extremadamente débiles en una acción propiciada por nuestro sistema judicial o que ocho años después del más brutal atentado vivido en el país estemos como al principio en la definición de responsabilidades y el esclarecimiento de los hechos. No me gusta. No me gusta nada. Y no creo que el mosquearse por estas cosas sea una cuestión de filiación política.


No hay palabras



viernes, 9 de diciembre de 2011

La élite de Francia y sus ecos nefandos

Desde este mi humilde blog he hablado en diversas ocasiones del sorprendente mundo laboral francés y de las inauditas leyes que protegen a los trabajadores y que están destinadas a mantener el statu quo y a borrar cualquier cosa que tenga que ver con iniciativa, creatividad, riesgo e incertidumbre. No hace mucho he llegado a la conclusión de que esto se debe a la situación terriblemente clasista que se vive en este país. Creedme, son mucho peores que nosotros aunque parezca imposible tal cosa. Aquí puede darse la circunstancia de ser un afortunado de familia bien. En ese caso no habrá necesidad en tu casa y sí dinero para permitir que los hijos, terminado el bac (dizque bachillerato), pasen a una ecole preparatoire de prestigio donde invertirán dos o tres años de su vida estudiando doce horas diarias para poder acceder a una prestigiosa ecole politecnique. Los que terminen los estudios de la ecole pasarán a formar parte de l'elite de France, que son los individuos que se encuentran en el gobierno y en la alta dirección de todas las grandes empresas del país. Para que os hagais una idea, Sarkozy y Strauss Khan,  señor de derechas y socialista (?) respectivamente, a parte de hijos de la misma puta vienen de la misma o parecidas escuelas. Si tu familia es normal, entiéndase por familia normal una de clase media como supongo son la mayoría de los que forman la parroquia de este blog, ya no puedes ser de l'elite. Con gran esfuerzo algunos llegan a una pseudo-elite pero eso no vale para ser vicepresidente en TOTAL-Fina o Secretario de Estado de Agricultura (un poner). La gente de l'elite son ricos, trabajadores, inteligentes, buenos conversadores y unos redomados y consumados hijos de la gran puta, tal que si fueran notarios lo cual no es de sorprender porque pasan más o menos por lo mismo. El que no es de la elite es currante y puesto que los franchus, metidos a envidiosos no desmerecen comparados con los españolitos, los currantes se montan también su exclusividad y su "categoría" mediante el endiosamiento de la cosa sindical que alcanza unas cuotas de poder en este país que dejarían a mi Fedeguico (Jiménez Losantos) en estado de shock si los tuviese que sufrir. Salvo en unas pocas empresas ejemplares, por ejemplo Danone, el tránsito de clase dirigida a clase dirigente no es posible, para ser dirigente hay que venir de l'elite. Todo esto conduce a un estado de encabrono y desconfianza generalizada que convierte el mundo laboral en una especie de lucha sin cuartel en la que nadie se fía de nadie y en la que el premio gordo consiste en machacar al prójimo y solazarse en ello. La egalité y la fraternité se les han debido caer en algún sitio, por suerte les queda algo de la liberté. Sólo cuando comprendes esto puedes entender porqué durante la Gran Guerra los generales franceses enviaban a sus tropas a morir a cientos de miles (esto es literal) sin reparar ni un instante en que eran personas con nombre, apellidos y familia, y porqué el ejército francés se declaró en huelga en 1917, huelga que resolvió el siniestro general Petain que tuvo a la sazón que claudicar con la reivindicación de la tropa de no iniciar un solo ataque más; de hecho desde ese momento el peso de las ofensivas aliadas pasó a manos británicas.

Todo esto que he contado subyace, como no podía ser de otra manera, en la empresa para la que trabajo, ya por poco tiempo. Se da además la circunstancia agravante de que nuestro gran jefe es un tipo con algunas capacidades mentales por encima de lo habitual, particularmente en lo que se refiere a detectar errores y erratas. Este tipo se dedica a asistir a presentaciones y reuniones con el afán de destripar resultados, hundir conclusiones, afear formatos y básicamente, humillar públicamente a quien presenta/dirige la reunión. Lo más curioso es que el tipo es un cabrón pero no es una mala persona porque él cree, y de verdad que lo cree de buena fe, que esa humillación a la que somete a la gente no es sino un ejercicio didáctico en el que todos los presentes tienen oportunidad de aprender la forma correcta de hacer las cosas: él centra sus "enseñanzas" en uno concreto para que todos los asistentes tomen nota. Según él, los que se cabrean e incluso se echan a llorar (típicamente las chicas) son una panda de inmaduros que no saben separar lo personal de lo profesional y no merecen entrar en el Valhalla de los dioses vikingos ni en nada que se le parezca remotamente. Es fácil imaginar el efecto demoledor de semejante pedagogía. Por lo pronto la reunión semanal en la que los distintos equipos van presentando sus resultados y que tiene por denominación oficial Lab Meeting, aunque mi querida M la ha rebautizado recientemente y con mucho tino como el paredón de Vivalis, se ha convertido en una sala de torturas que ríete tú del Santo Oficio. La gente pasa por periodos de angustia y congoja tratando de imaginar cual va a ser la excusa para destrozarlos en público. Y ser público también resulta muy desagradable, de verdad lo digo.


Dos ingenieros de proceso presentando resultados en un Lab Meeting
 Otro efecto de este saneado ambiente es que el personal, en lugar de tratar de hacer bien las cosas y resolver los problemas se dedica a quitarse el muerto de encima y procurar que la culpa le caiga a otro. ¡Ah la culpa! Una cosa tan nuestra y resulta que también es francesa.

Todo esto hemos intentado explicárselo a nuestro jefe bienamado recientemente. Yo particularmente en directo y con público delante, en el transcurso de una reunión dedicada a "quejas y críticas", le dije que si pone en solfa públicamente a un director de (proyecto, departamento o lo que sea) ante aquellos que le reportan, esta desposeyendo al individuo en cuestión de cualquier vestigio de autoridad y que por lo tanto jamás habrá ni disciplina, ni equipo ni más autoridad que la suya propia. Él asiente y hace como que se da por aludido pero al cabo de diez días repite la maniobra y vuelta a la casilla de salida.

Con ánimo de enmendar la situación, ha organizado la compañía unas bonitas sesiones de... de algo que no sé como llamar pero que consiste en reunirse con un consultor-facilitador y criticar la situación de manera constructiva, en plan qué puedo hacer por cambiar las cosas y qué pueden hacer por ayudarme. Yo procuro ser optimista y colaborador pero la verdad es que no lo veo, lo único que veo es que cuando una empresa anda con esa estrechez de miras, muy grande, lo que se dice muy grande, no va a ser nunca. Para colmo he vuelto de la reunión que se celebraba en L'Ille de Nantes a la fábrica con Stephen Brown, el inglés que no come cosas negras ni que tengan ojos o patas, otrora mi jefe, y un redomado cínico que pese a llevar veintiseis años viviendo en Francia, sigue siendo más británico que el Royal Albert Hall. En el camino nos hemos dedicado a despotricar de los conductores franceses, lo peor según Steve y particularmente los conductores de Nantes, y a dudar del desenlace del ejercicio espiritual que nos había ocupado durante la mañana. Pienso que Steve debería darse una vuelta en un automóvil conducido por Silvia - que tiene la necesidad de hacer seis o siete cosas a la vez por más que una de ellas sea conducir - o incluso con la pamplonesa Paula que acostumbra a discutir con el tozudo de su coche que no se deja meter la sexta (ya tenía problemas con el coche anterior y eso que tenía una marcha menos); quizás eso suavizase su agria opinión sobre los conductores bretones.

A todo esto, ayer tuvimos una fiesta de empresa, la fiesta de navidad, en la que hubo cena, copas, regalos y alegría sin fin. Yo, que soy un sieso de reconocido prestigio y que últimamente duermo fatal, opté por diluirme en el éter a eso de las 19:30 con Lou y la mencionada Silvia pero mis colegas franchus se quedaron celebrando y festejando hasta las 23:30 de la madrugada. Esta mañana las caras eran un poema. Por cierto, me regalaron una caja de bombones y euros 100 en cheques regalo que P y mis hijos ya están elucubrando en qué gastar.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Todo se acaba

Todo se acaba en la vida y más en este mundo tan de usar y tirar. Se acaban las vacaciones, se acaba el dinero, se acaba el tabaco, se acaba el güisqui... Mi tiempo en Francia también. En capítulos anteriores mencioné que había pasado por Madrid por razones que podían afectar directamente a este mi humilde blog y así ha sido. Mis visitas a Madrid eran en atención a una oferta de trabajo que finalmente ha cuajado y que me lleva de vuelta a mi pueblo, si bien espero que no a la "casilla de salida". Os podéis imaginar que la oferta es buena, un trabajo de "señor mayor", con el  atractivo de estar en mi entorno y de moverme en un ambiente y en un idioma que conozco bien. Me dicen, y a veces yo lo pienso también, que cómo se me ocurre volver a España en la situación calamitosa en que se encuentra. Sí, es cierto, está calamitosa pero ha estado peor. Ya no hay océanos de chabolas - infraviviendas que las llaman ahora - rodeando Madrid, ni yonkis tirados por ciertos barrios de la ciudad, ni ratas correteando por el metro cogiéndose un colocón de raticida Ibis. Ya no tenemos aquella triste renta per cápita de 5.000 $ anuales que yo he conocido y que daba para lo que daba, ni aquella inflación de dos dígitos. Es cierto que hay una crisis económica fuerte pero en peores garitos hemos triunfado, qué coño.

En cuanto a Francia, está mejor, es cierto, pero ya empieza a dar señas de que esto no va a poder continuar así mucho tiempo. Sarkozy, que a veces parece una persona normal, incluso competente, ya está advirtiendo a la ciudadanía que hay unas cuantas cosas que se tienen que acabar, cosas como las pensiones "golden luxury" o la semana laboral de 35 horas a la que califica de "gran error". Si sigue por ese camino creo que el país va a arder por los cuatro costados literalmente. Los franchus por lo general trabajan por dinero y por vacaciones y encuentran poca motivación en el trabajo en sí porque el trabajo es un sitio para estar cabreado y tratar de buscarle las cosquillas al prójimo siempre en base a manuales y normativas. Imagínate que la jornada crezca de pronto cinco horas a la semana. Es como para salir a quemar neumáticos en las autopistas, no te digo más.

Ya dije en mi trabajo que me voy, de momento sólo a mi jefa y a Stephen Brown, el señor que me contrató, que fue mi jefe durante un tiempo y por el que siento bastante aprecio y respeto. A las altas jefaturas no les ha gustado mucho el asunto. La semana que viene que les diga el día exacto de mi partida les va a gustar todavía menos. Que les zurzan. Para colmo aquí el preaviso es nada menos que de tres meses y yo les estoy dando solamente uno y unos días.

A  mis amigos de aquí tambien se lo dije claro. Hay una cierta división de sentimientos, más que de opiniones, como es fácil imaginar. En general todo el mundo me da sus parabienes, juran que me echarán, nos echarán, de menos y que lo entienden. Mónica, joven pamplonesa que llegó a Vivalis con mi intervención, me dice que lo entiende, me mira con cara de reconveniencia y estoy convencido de que me hace vudú por las noches. Ya se le pasará.

Respecto a la educación de los hijos, lo más preocupante es que no pierdan los dos idiomas. Vamos a ver lo que se puede hacer. Mantener el inglés no es muy complicado pero el francés, un idioma con poco uso más allá de la quimera de La francophonie, es más complicado. La educación francesa no ha resultado ser algo del otro mundo. De echo la filosofía elitista que inunda el país y que considera la humillación como una herramienta de interés pedagógico no me parece lo más adecuado para educar a nadie. No creo que en España sea peor por mucha LOGSE que haya.

Por último y en relación a este mi humilde blog, no me va a  quedar más remedio que terminarlo porque se supone que es para contar cosas de Francia y ya sólo me queda un rato pequeño en este lugar. Además es mejor ahora que está en pleno éxito, encaminándose a las 10.000 visitas, con más de 1.000 visitas mensuales desde hace ya tres, que cuando empiece a languidecer y a resultar repetitivo. Debo decir que como ejercicio de terapia mental me ha resultado muy bueno y que es probable que lo encadene con otro una vez me establezca en mi nuevo destino. De momento a este le quedan un par de entradas, poco más o menos, que procuraré que tengan cierta gracia.

Y el próximo día hablaremos de Rajoy...

La Puerta del Sol de Madrid, donde se acaban los años