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domingo, 12 de diciembre de 2010

Vino francés

Este se lo dedico a Lucas Joaquín Arribas Gómez, que cumple hoy tres añazos (creo que son tres). Bueno, venga, y a su papá, que creo que, también hoy, hace cuarenta y seis.



Seis meses, seis llevo en Francia y todavía no he tenido ocasión de probar, de deleitarme con ese néctar de dioses que se supone es el vino del país del vino, Francia. Así de pronto se me ocurren una serie de razones que justifiquen esta ausencia, a saber:

  • No me dedico a ello, bebo vino en las ocasiones y los fines de semana, cuando cocinamos en casa. Supongo que una baja frecuencia en la cata disminuye la probabilidad de dar con cosas realmente buenas.
  • Uno está acostumbrado a los riojas, los riberas y los somontanos y la novedad siempre cuesta.
  • Como dice J, estoy lleno de prejuicios y cada vez que pruebo algo afloran.
Cuando uno es ignorante del vino en cuestión procura guiarse por lo que oye, que si Burdeos, que si Borgoña, por lo que le recomiendan y sobre todo, por el precio. Esto es importante. Yo me pongo en el súper y miro y busco vinos de siete euros mínimo. De hecho me fijo una franja entre siete y doce-trece, más que eso lo encuentro un poco excesivo y sólo lo gastaría para algo realmente especial como un agasajo a J ó a F ó supongo que a la mayoría de la reducida pero fiel parroquia si no a toda ella. Pilar y yo nos conformamos con menos, somos así de humildes y sencillos.

Mi relación con el vino francés ha tenido dos momentos estelares, el primero cuando estuve en el mercado de Talensac comprando unos vinos para llevar a una cena en casa de Lou. Dije que quería un tinto, a ser posible con uva merlot y que hubiese pasado por barrica, sin más. El encargado me recomendó rápidamente un Burdeos que, según dijo, sería muy del gusto de mis amigos norteamericanos. El caso es que a la hora de la verdad el super-vino de Bordeaux no era para tanto: suavón, sin cuerpo, flojito... que daban ganas de echarle gaseosa, vaya, tanto Burdeos y tanta historia para eso. A los americanos les gustó, eso sí, pero yo creo que estos se beben la lejía cuando se animan. El otro fue un vino tinto de Languedoc, creo que era, que ese sí que me supo bien pero se ve que habían comprado una partida en el E. Leclrec y cuando se les terminó, se acabó el Languedoc. También hemos tenido alguna experiencia buena, que no memorable, con especímenes de vino blanco de Borgoña pero vamos, mal resisten la comparación con un buen Somontano. La cantidad de vino de Burdeos que se vende es tal que resulta imposible que todo él pueda ser bueno y responder a los requerimientos organolépticos del célebre fluido. Para mí que debe haber como tres categorías, el que es como de tetrabrick pero en botella, el que bueeeno... y por último el que venden en cofrecitos de madera a 30 euracos la dosis, que no he querido probar hasta la fecha porque me ha parecido, como digo, excesivo.

Vino de Burdeos, del bueno.

En fin, que aquí estamos P y yo buscando vino español por Francia como posesos, que no es cosa fácil. El viernes fue día de mucha unción porque nos dejamos caer por el Carreful a hacer nuestras compritas y, ¡oh albricias!, había una estantería llenita de Marqués de Cáceres Crianza de 2007. Dos botellas nos llevamos y aún lamentamos no habernos llevado más. Es que sale a euros 6,5 y es estupendo.

Otra cosa que se ve últimamente bastante es el cava. Concretamente el Cordón Negro de Freixenet es relativamente corriente. No es de extrañar porque el célebre champán francés, aquí vin du Champagne, cuesta un pastón, lo menos a 25 ó 30 leuros, lo mismito que en el Hipércor. Así es que los catalanes se lo están haciendo muy bien y están colocando lo suyo a costa de ofrecer algo bastante bueno a un precio muchísimo más asequible que la versión original. En fin, que no es el Juve y Camps pero desde luego es muy superior a los champagne-like que venden los franchus, conscientes de que el precio del auténtico champagne no es compatible con el espíritu ahorrador (cutre-tacañazo, diría algún malintencionado y envidioso español) de este simpático pueblo.

Todo esto me ha llevado a una reflexión que creo empieza a arrojar luz sobre la pregunta que me ronda desde mis primeros días en Francia, a saber, ¿qué tienen estos gabachos que, siendo tan tremendamente parecidos a nosotros, les va sin embargo muchísimo mejor? Me parece que voy teniendo la respuesta. A los franceses lo suyo siempre les parece mejor. Si es francés es mejor. Si es francés es de ellos y siempre será preferible a lo de los otros, y esto es así aún en el caso de que lo suyo sea una mierda manifiesta. Y encima no tienen reparos en preferir públicamente lo suyo y en decirlo abiertamente. Creo que a los españoles frecuentemente nos parece mejor lo nuestro pero nos da vergüenza reconocerlo en público. Eso y los diversos "hechos diferenciales". Bueno, poco a poco. Seguiremos analizando.

PS a la del "copy-paste": Este no me lo "fusiles" que eres menor de edad y no debes andar por ahí hablando del vino y sus cualidades.

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