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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Le Grand Quilombo (el tráfico Nantaise)

Alguna mención he hecho a las habilidades automovilísticas de mis anfitriones pero yo creo que es el momento de desarrollar el tema mínimamente.

En Francia hay de todo. Hay altos, bajos, gordos, flacos, gente mejor y gente peor pero hay un aspecto de la vida en el que todos los franceses coinciden: puestos al volante son unos absolutos indeseables. Lo juro, ni portugueses, ni griegos, ni marroquíes, los puñeteros gabachos conducen de horror. Porque claro, tú ves un coche cargado hasta los topes, con un plástico en la baca y haciendo eses por la M-30 y ya adoptas la posición de defensa pero estos tipos van en coches normales, sin plástico y sin nada, lo suyo es a traición. En realidad les va porque para un francés la conducción no es sino una extensión de la defensa montaraz de sus derechos, de los que le corresponden y de los que se arroga. No hay ceda el paso, cruce, rotonda que uno intente superar sin que llegue un francés por cualquier esquina y te la intente jugar.

Para colmo la ordenación del tráfico en la ciudad  debe ser un diseño de la Societé Française de Psicopates o algo así. Hay en Nantes un elemento que son las rotondas dobles. Una rotonda doble son dos rotondas adyacentes de manera que una se convierte en el acceso de la otra. Esto hace que la rotonda pierda su sentido y utilidad y se convierta en una trampa en la que todo el mundo se atasca e intenta meter el coche "a capón".

Los pasos de cebra de Nantes son un juego del pim-pam-pum. No sé si es que en las autoescuelas no les explican para que sirven o es que en Francia el uso del paso de cebra es en realidad facilitar la puntería a los conductores. Yo paro en todos los que veo peatones, claro la gente lo agradece mucho y hace mucha fiesta y es que no tienen costumbre. Un día paré a una mora gorda vestida de blanco. Casi me hacen la ola. La cruz es que un día pasé por un paso con mi niño de la mano y un tipo me montó una bronca por no agradecerle humildemente la gentileza de no pasarnos por encima. Yo con gusto le hubiese partido la cara, así se lo indiqué en buen castellano, pero no hubo ocasión porque el tío desapareció en un momento que amainó el atasco.

Hay sin embargo dos poltergeist relacionados con el tráfico de la ciudad. el primero es el hecho singular del absoluto respeto de los conductores nantaises hacia el carril bus. Es incomprensible e impensable en una gente que no duda en subirse por una acera o arrollar un grupo de escolares si eso les sirve para ganar unos segundos de ruta. El otro fenómeno extraño es lo que ocurre al cruzar la Cours des Cinquante Otages, una calle muy céntrica y muy singular de la Ville deNantes. En la Cours des Cinquante Otages puedes cruzar por donde te de la gana y cuando quieras que todos los conductores se paran, bajan la cabeza y te sonríen. Es un misterio donde los haya.
La misteriosa Cours des Cinquante Otages. Atentos al detalle de la doble rotonda.

De lunes a viernes el tráfico de Nantes es de pesadilla, gente irrespetuosa, calles llenas, atasco por todas partes. Si llueve peor, como si no tuvieran costumbre de agua. El trayecto de casa al colegio de los niños, siete minutos en domingo, puede llegar a convertirse en 25 ó 30 y si los licéens están de manifa todavía peor. La circunvalación (peripherique) está diseñada con el culo y hay una reducción de carriles en el cruce de más tráfico que origina unos atascos respetables. Lo normal y habitual es que la gente pase de hacer cola en el carril de la izquierda que es el que va hacia el río (no se sabe qué se les ha perdido a los nantaises en el río pero todos tienen mucha necesidad de cruzarlo por la mañana temprano en ambos sentidos). El personal tira por el carril de la derecha, adelanta a todos los que pacientemente esperan, y se mete a la brava por delante de todos los demás. Hombre, algún despistado puede haber pero los camiones de reparto, no se lo cree nadie.

Otra cosa curiosa es la colonización de las plazas de aparcamiento. Aquí el personal se considera con derecho sobre el tramo de acera delante da la puerta de su casa, dicen que es suyo y como se te ocurra aparcar se dedican a darte el coñazo. A nosotros nos lo hicieron y yo quería montar una guerra pero Pilar no me ha dejado. Es que ella es pacifista.

1 comentario:

  1. NO se cuanto tiempo duraría yo ahí teniendo en cuenta lo beligerante que soy con el conducir. Intento respetar todo todo lo que puedo (de vez en cuando sí que hago alguna pirula) y me toca mucho las narices el plan en que va más de uno. Y desde luego lo de los pasos de peatones, que no te faciliten el aceso a una vía teniendo sitio para hacerlo, que se salten colas porque sean los más listos... PUFFFFFFFFF!!!!!!!

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