Conduzco un Lamborghini Gallardo de color gris metalizado que, con no poco trabajo, me hice traer de Italia. Lo encuentro mucho más discreto que un Ferrari que me parece coche de nuevo rico y mucho menos manido que el consabido Porsche.
Además de fortuna dispongo de mucho tiempo libre para disfrutarla. Esto me permite gozar de la oferta cultural y de ocio de mi ciudad. Y cuando me aburro siempre tengo la oportunidad de viajar. Viajo mucho y siempre por placer. Conozco todas las capitales europeas, me muevo por Estados Unidos como por mi casa. Soy capaz de llevarte al mejor boliche platense, al más selecto salón de Lima, incluso a locales de La Habana en los que La Revolución no entra.
Es por todo ello muy triste que sea yo una persona solitaria contra mi voluntad, rechazado y odiado por los seres humanos tan pronto como se enteran de quien soy, que no puedo gozar de más compañía que la de mis iguales o de la que puedo pagar. Es aburrido, es tedioso, triste y aborrecible. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de esta discriminación, de esta irracionalidad? Si yo no he matado a nadie, es más, me dedico a servir a la gente, a facilitarles la vida. ¿Por qué los controladores aéreos estamos tan solos? ¿Por qué tenemos que huir de la gente, ocultar nuestros rostros...? Es terrible, es deprimente, ahora mismo me encierro en casa y no voy a trabajar. ¡No puedo con mi vida!
Un controlador de verdad |
La figura del portavoz de los controladores aéreos arrasa en los medios de comunicación y en las redes sociales
César Cabo: "yo creo que soy español, como el resto, y que tengo los mismos derechos".Susana Griso: "pero usted cobra mucho...por encima del resto, es consciente también de eso ¿no? en un momento de crisis son ustedes un sector privilegiado".
César Cabo tiene club de fans
César Cabo: «Soy el antifamoso»
Etcétera, etcétera, etcétera...
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