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domingo, 16 de octubre de 2011

Perroflautas

Un término este que está ganando popularidad a marchas forzadas. Un término este que está ganando popularidad a marchas forzadas. Yo en España no sé muy bien de donde habrá salido pero desde luego aquí en Francia está clarísimo y particularmente en Nantes.Se lo escucho mucho a Fedeguico (Jiménez Losantos) pero ese probablemente lo haya sacado de algún otro lugar, es posible que de la francophonie. Yo creo que Nantes ha sido o aspira a ser la capital mundial del perroflauta, aspecto este en el que pienso que juega un importante papel la conjunción de dos aspectos fundamentales, a saber, somos Francia y el clima es relativamente benigno para lo que se gasta el país. 

En Nantes los perroflautas son unos individuos que así de primeras tienden a confundirse con el homeless neoyorkino pero a poco que se fija, el observador avisado encuentra una serie de diferencias bastante importantes. No digamos ya si la comparación la hacemos contra el sintecho madrileño o incluso con los clochard parisinos si bien es cierto que la figura del perroflauta toma algunas características estéticas de estos últimos.

Los perroflautas visten una indumentaria relativamente harapienta, indudablemente sucia, pero a diferencia de los vagabundos, la reducción a harapos de la ropa no se debe al uso y a las duras condiciones de la calle sino que responde a una estética buscada. Salvando las distancias, la vestimenta del perroflauta presenta ciertos paralelismos con el "intencionado desaliño" tan del gusto de la gente bien que quiere dejar claro su distanciamento de las modas y que a tal fin dedica horas a despeinarse y a abrocharse "coja" la camisa. La estética perroflauta incluye además la utilización de peinados que no por asquerosos son menos trabajosos. Si se los hacen entre ellos o si pagan a alguien para que se los haga es cosa que ignoro a fecha de hoy pero desde luego todo eso de las rastas y las crestas está muy trabajado.

Los perroflautas los hay machos y hembras. Son más los primeros porque es un hecho probado que a las mujeres les gusta menos andar tiradas por los suelos pero ciertamente hay perraflautas y tienen la mismita pintaguarras que ellos. Estos individuos suelen ser jóvenes, desde los veinte hasta los treinta o poquito más, si bien es cierto que de vez en cuando te cruzas con alguno que tiene mi edad o por lo menos la aparenta. A los perroflautas se les encuentra en grupos de entre dos hasta seis u ocho individuos, en ocasiones más. Es raro verlos sólos y dede luego nunca pastando, si están solos es porque se desplazan. Se hacen acompañar por perros, unos perros tiñosos, con aspecto de tener muchísimas pulgas, lo cual viene a ser lo lógico dada la higiene general del conjunto, con los que parece que comparten manta, comida y vajilla. Parece ser que lo de llevar perros no es una cuestión de simple amor a los animales, que no digo yo que no se lo tengan, sino que en esta gran república en la que vivimos, si estás en la calle con un animal tuyo no te pueden echar de la misma, estás paseando al perrito, nunca ocupando la vía pública. Escudándose en este principio, los perroflautas montan sus campamentos itinerantes en diversas zonas de la ciudad, preferentemente en el centro. Es fácil encontrarlos en los alrededores de la bulliciosa Place du Commerce o de la elegante Place Royal de pie o directamente tirados por los suelos, tocando música (con la flauta, de ahí el nombre) o dedicados a trapicheos diversos. De vez en cuando le entran a a los viandantes pidiendo dinero y alguna vez en época de mercadillo les he visto poner una especie de puesto, siempre a ras de suelo, exponiendo toda clase de artículos recién recogidos en las escombreras más selectas de Bretaña y en los cubos de basura de los barrios más elegantes de Nantes. El perroflauta tiene estacionalidad como no podía ser de otra manera dada su vida callejera. La primavera y el calorcillo del verano los sacan a la calle mientras que los rigores del invierno los ahuyentan.

Tanto la estética como las maneras perroflaúticas resultan un tanto agresivas. Su actitud es un poco "aquí estoy yo, ¿qué pasa?" pero más allá de eso parecen fundamentalmente inofensivos. Se dice que la mayoría de los perroflautas son chicos y chicas de familias normales que deciden optar esta estética para amargar la existencia de sus padres. Yo no sé si esto es así o si simplemente consideran que "la sociedad" les debe algo y esperan cobrárselo o si es que como protesta no quieren vivir en esta sociedad corrupta, maniquea y alienante y prefieren vivir a costa de ella. En cualquier caso yo, que reconozco abiertamente que cada día soy más facha, encuentro bastante aborrecible que gente joven y sana decida dedicar el tiempo de su vida a haraganear por las calles y que no ocupe un poquito de ese tiempo a trabajar por ellos mismos o por los demás. Un facha, ya digo.


Dos magníficos ejemplares

Muchísimo más tocapelotas que los perroflautas y ciertamente de presencia más inquietante y agresiva son los gitanos rumanos (digo yo que son rumanos), que operan por la misma zona de la ciudad. Hace algunas semanas, estando aquí de visita mi cuñada MJ favorita, la de las fotos, se me llegó uno vestido con una camiseta de deportes de color verde y decorado con los preceptivos abalorios de oro que me decía algo en francés. Ya sabía yo de que iba el pollo, como para no saberlo, pero recurrí al viejo truco del "mi extranjero, mi no comprende". El angelito hablaba español y me supongo que otros tres o cuatro idiomas más y me pedía que le comprase algo de comer, que tenía hambre. Le mandé a paseo y advertí de la presencia del sujeto a las hermanas sisters (P y MJ) para que no descuidasen los bolsos porque además se movía por las inmediaciones una hembra de la misma tribu y tenía yo la impresión, puro prejuicio de facha sin ninguna duda, de que lo que no consiguiesen de grado lo intentarían obtener con malas artes.

Parece ser que en Francia tenemos un problemilla con esto de los gitanos rumanos, que en esta república de libertades civiles y de regulado respeto a la individualidad de las personas, han encontrado un hábitat a su medida. Aquí en mi pueblo adoptivo vienen y van como auténticas aves migratorias. Me llamó la atención por primera vez cuando camino de mi trabajo, observé que uno de los aparcamientos del Zenith, que es una especie de auditorio público que programa conciertos y teatro, se había llenado de caravanas de camping. Pero lleno, lleno. Estuvo gracioso cuando una de las veces que pasé por allí, mi amiga Silvia dijo sorprendida "¡Andá, no sabía que aquí había un camping!" a lo cual yo le repliqué con una explicación de la diferencia existente entre camping y campamento. Allí estuvieron unas semanas hasta que de buenas a primeras, sin razón aparente y en tiempo record, desaparecieron. Como es una zona por la que paso a diario he observado que vienen y van, un día aparecen unas pocas de caravanas y al poco se llena, extienden sus casitas portátiles, sus tendederos, ponen sus tomas de corriente en las farolas y a vivir. He observado que en esas temporadas se les ve paseando por la zona, una zona industrial e inhóspita, que digo yo que con las mismas podían pasear por los parques de la ciudad que están más o menos a la misma distancia. Sarkozy, que como es bien sabido es uno de los tíos más listos de Europa, tuvo la idea genial de repatriarlos a Rumanía para lo cual los recogía en calles, carreteras y caminos, les pagaba el avión a Bucarest y les daba unos eurillos a condición de que se comprometiesen a no volver. Era lo más que podía hacer. Perseguirlos no los podía perseguir porque le habrían acusado de nazi y se le habría montado la de Dios es Cristo y deportarlos tampoco puede porque son ciudadanos comunitarios y tienen todo el derecho del mundo a posar sus reales en Francia o en cualquier otro de los 27 estados de la Unión que se les antoje. Los rumanos por su parte, que también conocen la estratagema de "mi extranjero, mi no comprende", han agradecido mucho el bonito detalle del gobierno francés enviándoles de vacaciones a casa de donde han regresado ya y esperan que el año que viene se vuelva a hacer lo mismo.

El malvado Sarkozy expulsando del paraíso a los pobrecitos gitanos rumanos ante la atónita mirada e indolente actitud de la Unión Europea. La viñeta es de un tal Miki Z Duarte y fue publicada por los diarios del grupo Joly (todos de Andalucía).

En fin, estaba yo hoy hablando de perroflautas y no de rumanos. Además no me cabe duda de que una bandada de rumanos furiosos se devora a todas las tribus perroflúticas de Nantes sin pestañear y como aperitivo y es que esos sí que saben de verdad lo que es el hambre y la necesidad por más que lleven el oro al cuello.

El look perroflauta tiene un cierto éxito en mi casa. El otro día me levanté para ir a trabajar, triste condena del que nació pobre, y me encontré con la niña que iba al colegio, entrenamiento del que nació pobre y tiene una condena que asumir el día de mañana. La criaturita vestía una camiseta negra y un pantalón vaquero, corto por la rodilla, desgastado y con rotos. Me la quedé mirando y no pude reprimirme el decirle "hija, no te vayas a olvidar la flauta...".

4 comentarios:

  1. Popular en que sentido?tan mal te parece?a mi lo que me parece mal es que las manis no se traduzcan en votos, es algo que no entiendo pero vaya,que estan en su pleno derecho a protestar.ademas excepto en roma,todo ha sido de forma pacifica.claro que no se lo q piensa tu amigo fedeguico...

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  2. Perdón, ayer sólo me aparecían las dos primeras frases del post asi que comenté sin saber....pensé que te referías, como otras veces has hecho, a los indignados del 15-M o 15-O.

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  3. No si el hecho de que una sola línea provoque un comentario resulta muy prometedor. Ya verás tú la entrada completa, esto va a dar para un foro de debate que ríete tú de las "conferencias de paz" de la ETA.

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  4. Aquí el perroflauta oficial de la familia que se convierte en un bello cisne y dice:

    A mí tanto unos como otros me inspiran recelo. Los gitanos más, eso sí.

    Y hasta ahí puedo leer, que si no en la manifa me canean.

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