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martes, 25 de octubre de 2011

Chez Rocilda

Pues resulta que por razones que podrían llegar a tener un fuerte impacto sobre este blog, he pasado el fin de semana en Madrid. Llegué el jueves a Barajas donde me esperaba mi querido F. Nos vimos, nos besamos (F, J y yo nos besamos siempre cuando nos encontramos) y sin esperar a más, nos fuimos a cenar a Madrid. El restaurante era una cosa que se llama Wagaboo, uno que está en la calle Serrano, donde antes se encontraba la terraza de Serrano. En Wagaboo había varias cosas y todas buenas, a saber:

- La carta está bien, tiene su punto exótico pero sin pasarse.

- No es caro, al contrario, cenamos los dos por 48 euritos.

- Nos invitaron a un mojito o dos, no recuerdo si el segundo lo pagamos.

- No hacían más que entrar unas tías buenísimas que yo no sé de donde saldrían. Eso a nuestra edad anima y a otras edades también.

Tras una cena, unas cervezacas y un par de mojitos nos redireccionamos a un garito próximo a seguir con las tomas. Al contrario que en Wagaboo aquí había varias cosas y no todas buenas, a saber:

- Parecía que había una fiesta de empresa versión "lánguida". Era fácil identificar a la recepcionista bailando con el mozo de almacén y al de compras buscando rollo con la encargada de importaciones y aduanas. Muy deprimente.

- Las copas eran exageradamente caras en mi opinión.

- En vez de una camarera cañón había un camarero mazao.

Eso sí, nos sacaron una fuente de croquetas que no estaban mal.

Tras ingerir unas pocas de penúltimas nos recogimos porque al día siguiente teníamos cosas serias que hacer los dos. Como mis quehaceres del viernes eran serios, paso de contarlos aquí así que salto directamente a la tarde del viernes, que me fui con toda la familia disponible, mi madre y mis tres hermanas, al cine. Mira que hay unas cuantas películas españolas que quiero ver pero no tuve suerte, me llevaron a ver "La voz dormida" sin que los horarios de las pelis que me apetecían fuesen compatibles con esta. "La voz dormida" está basada en la novela del mismo título, escrita por Dulce Chacón. Es una historia angustiosa de las miserias humanas asquerosas que desbordaron nuestro país tras la Guerra Civil de 1936. Miserias hubo muchas antes, después y durante pero esta historia se centra, para quien no lo sepa, en una pobre chica embarazada de un maquis que está en la cárcel de mujeres esperando consejo de guerra, que es juzgada como se juzgaba entonces, condenada y fusilada después de alumbrar una pobre criatura. Al maquis se lo cargan en la sala de interrogatorios y hay una colección de palizas y arbitrariedades para los amigos y conocidos de la prota; los del otro bando son todos malos como el sebo menos una vigilante de la cárcel. La historia me produjo una profunda angustia y depresión que todavía me acompaña cuando apago la luz de manera que he dejado de dormir con luz, que nunca pude, y sin ella porque me angustio pensando en la pobre chica fusilada y su bebé huerfanito. Yo no lloré nada porque tengo la sensibilidad en los callos de los pies y mi hermana Susana otro tanto pero mi hermana Esther y mi madre acabaron con las existencias de clines entre hipido e hipido. Y eso que se conocían la historia.


La voz dormida

El plato fuerte vino el sábado, que acudí a una simpática reunión de compañeros en la casa que nuestra amiga Rocío dio en comprarse en San Rafael. Los Usera y yo, llegamos tarde. F dijo que era por mi culpa porque había tenido que ir a buscarme, yo dije que la culpa era suya porque había ido muy tarde y Pq decía que a quien se le ocurre ponerse a tomar cervezas a esas horas y F contesta que si hubiese estado a la hora no habríamos tenido que hacer tiempo y menos mal que los hijos son muy modositos porque un "falta mucho, cuando llegamos" habría sido, más que la guinda del pastel, la espoleta de la bomba. Estamos mayores.

Me alegré de haber corrido 10 Km antes de la reunión porque así pude hacer hueco para esa deglución desesperada que tuvo lugar en la casita de San Rafael. Si algún día las vacas y los cerdos llegan a regir el mundo, su versión de "Holocausto canibal" seremos nosotros comiendo el sábado pasado. La cosa viene de que C, nuestro anfitrión y francés afincado en España, lo contrario que yo, parece que ha tenido algún problemilla con el colesterol y que Rocío, su amantísima pareja, ha decidido que para mitigar el riesgo ya no se come queso en esa casa, por eso habíamos sustituído la raclette por unas planchas calientes y el queso por piezas de carne de pollo, vaca y cerdo. F se quejó no obstante de la logística porque al final nos dejamos el secreto ibérico porque ya no nos cabía más a ninguno y dejarse comida es una lástima. J se portó bien, no se subió a ningún árbol ni ninguna de esas cosas raras que acostumbra a hacer. De lo que nos bebimos mejor no hablo. 

La verdad es que últimamente mi vida social se está limitando a cogerse unas torrijas de campeonato. Vamos a tener que hacer algo al respecto, no sé, visitar museos o algo...

Mira qué hermosos hemos salido

1 comentario:

  1. Pues yo voy a poner un comentario por que esto parece un erial. Es que a nadie le gusta nuestras quedadas de amigos maduritos? Desde luego como sois!!! Nos vemos muy muy poco y lo pasamos muy bien cada vez que nos vemos, Aún que sea zampando como posesos. Por cierto, fue una pena lo del secreto, es la mejor carne de las que pusieron y casi no la probamos!!!

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