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domingo, 9 de octubre de 2011

Jobs, la tecnología de consumo y el síndrome de abstinencia

Hola queridos.

Vista la falta de combatividad a la hora de discutir sobre la política nacional he pensado tratar un tema más mundano: los cacharritos.

Con los cacharritos me estoy refiriendo a la colección de aparatos electrónicos que entran en nuestras vidas sin dar tregua. Esos nuevos objetos de deseo que alguien concibe como tales y que se convierten precisamente en "el futuro". Entre las cosas que recuerdo del mundo bastorro, cutre y harinoso de mi infancia (ojo, los adjetivos no se deben a que les eche algo en cara a mis progenitores, es que la España de los 60 y 70 era así), en este mundo digo, había dos elementos que parecían hechos el uno para el otro: la bollería de Bimbo y los álbumes de cromos. Las colecciones de Bimbo no son precisamente de las que guardo un recuerdo especialmente cariñoso, de hecho mis favoritas son una de animales autoadhesivos y otra de países, las dos cosas que más me interesaron toda la vida (luego también me empezaron a interesar las tías pero no es momento ni lugar para hablar de eso). Pues en una de esas colecciones de Bimbo hablaban del futuro y tal. Debe ser una colección muy antigua porque la recuerdo con Fórmula V tocando "En la fiesta de Blas" como música de fondo. Bueno pues el futuro consistía básicamente en tener un coche volador a la puerta de casa y salir de finde a la Luna o cosa similar. Yo esperaba que este mundo llegase allá por el año 2000 en el que según mis cálculos cumpliría 37 años que bueno, siendo ya muchos, tampoco implicaban una situación de brutal ancianidad que me impidiese un gozo, aunque fuera moderado, de tanta modernidad y progreso. Ya me veía en mi automóvil desgravitado yendo a tomar unas sopitas de ajos con los amigos al comedor de la residencia de ancianos y viajando el sábado a Marte, como en "Desafío Total".

El caso es que mientras yo anticipaba ese futuro desde mi costroso presente, rondaba por ahí un individuo ocho años mayor que yo, un tal Esteban Trabajos, cuya visión del futuro no pasaba en absoluto por los cromos de Bimbo. Este chico, al que en su país llamaban en inglés, Steven Jobs, tenía idea de que el futuro se centraba más en la gestión de datos e información, el acceso a la misma y cuanto confort se pudiese derivar de esta circunstancia. Ahora que estamos en el futuro está claro que todos nos movemos en el mundo de la información y que nadie tenemos un coche desgravitado y que ni el mismísimo científico antes conocido como J ha dado una charla en la Luna, si bien es sabido que alguna temporada por allí sí que pasa, sí.

Los chismes electrónicos entraron en mi vida pasito a pasito. Dejando de lado lo del ordenador del trabajo, la primera cosa que tuve fue un teléfono móvil. No era demasiado tipo "zapatófono" pero seguro que ahora nos haría reir. En realidad no era mío, se lo compré a P para mitigar un poco el efecto de su fea costumbre de desaparecer alegremente y sin dejar rastro, hábito que aún ejerce cuando la sueltas por un supermercado.

Maxwell Smart y el teléfono móvi (zapatófono). Los guionistas de la serie unos iluminados aunque ligeramente alcoholizados.

La flota de teléfonos móviles se fue ampliando pero la verdad es que más bien la utilizábamos como servicio. Para llamar y esas cosas. Los vidojuegos los dejaba para el trabajo. Mi favorito "Dum 2, Hell on Earth" que jugaba a cuatro manos con Josito, mi compañero de despacho.

Luego llegó Internet. Al principio llegué a la conclusión de que aquello era una mamarrachada que sólo servía para poner anuncios, quien lo iba a decir. El intelnés y su mejora o amejoramiento, que dirían en Navarra, y muy especialmente su combinación con el teléfono móvil han sido la ruta de acceso de los cacharritos en nuestra vida. Mi casa como tantas otras se ha poblado de ordenadores y artefactos variados y todos nos hemos vuelto un poquito dependientes pero quien ha llevado la peor parte ha sido P. Tras aguantar durante años el coñazo de lo ideales que son los ordenadores Apple P se dejó arrastrar a un ordenador portátil de la marca manzanera. Ella hace grandes esfuerzos por encontrarlo una máquina maravillosa pero el caso es que el chisme no hace más que dar por saco. Empezó perdiendo la cámara. El Mac se ha quedado sin cámara y no hay forma humana de que la recupere. A ratos sí pero sólo cuando cambias el software o cosas así, si no no hay cámara. La siguiente ha sido que la máquina maravillosa ha dejado de cargar electricidad. Como un cargador original de Apple cuesta la friolera de 80 euritos del ala, la propietaria del ordenador maravilloso compró un cargador chino, lo que viene a ser un genérico, que solo cuesta euros 20 y que se compra por intelnés. Cuando llegó el cargador conectó el ordenador y este se puso a cargar, la luz volvió a nuestra vida, pero poco después el invento se estropeó de nuevo. P se puso roja primero, luego verde y por último blanca. Es muy triste verla en el sofá, con cara de angustia, abrazándose las piernas y balanceándose con la mirada perdida. Y es que P está absolutamente enajenada con la tecnología. Cuando llegamos a Francia le regalé un iPhone que es el ser con el que más convive. Se ha convertido en una friki del iPhone. También tiene un libro electrónico. Al principio tenía uno que le compré en Pamplona y que me costó una pasta pero un día nefando el cacharrito se estropeó - creo que están diseñados para estropearse una vez te han enganchado y que así no te quede otra que comprarte la nueva y más cara versión- y la pobre P cayó presa de la angustia vital, pasó del verde al amarillo y del amarillo al blanco y con un hilillo de voz pidió angustiada uno nuevo a lo que todos accedimos con gusto para que dejase de sufrir. Ahora tiene un libro electrónico que le acompaña a todas partes y en el que carga no sé cuantos miles de volúmenes. Repuestos de la tragedia del libro electrónico hemos empezado el via crucis del ordenador.

Yo también tengo lo mío, para qué negarlo. Desde que me regalaron un iPod touch estoy bastante enganchado al chisme en cuestión. Aquel que me regalaron lo perdí, se me escapó del bolsillo del pantalón en un avión. Presa de profunda angustia y hondo pesar, no paré hasta hacerme traer otro de Estados Unidos. Este de ahora es un modelo nuevo y hace muchísimas más cosas, entre otras me permite escuchar la SER cuando me levanto, cual si fuera el célebre transistor que la gente llevaba en los parques de mi infancia mientras escuchaba el fumbol por la radio, y me permite recuperar a diario "Es la mañana de Fedeguico" que escucho con delectación mientras me trabajo el físico en el gimnasio; una combinación letal. Cometí el error de aceptar un nuevo software que Apple me ofrecía para el aparato. La conversión del chisme me vació toda la música, me cambió todas las carátulas, me perdió las listas de reproducción y me hizo desaparecer varias canciones por las que había pagado, demostración clara de las excelencias de Apple y la Apple Store, un ente que te cobra pero que no te ofrece ni un atisbo de servicio técnico o cuando menos una miserable dirección de correo electrónico donde puedas preguntar por la música que te han tangao. Una mierda, vaya.

Otro aparato que me la ha jugado es el Nike Sport Band, una maravilla de aparatejo consistente en un chip que se mete en un hueco de las zapatillas que con tal propósito tienen que ser Nike modelo Decienparriba,y que se comunica con una especie de reloj que se dedica a contar los pasos que das y a calcular la distancia que recorres. A continuación coges la parte del reloj, la conectas al ordenador y los datos de tu carrera se suben a un programa que te ofrece Nike y que anima mucho el habitualmente aburrido entrenamiento del corredor. Bueno pues camino que estoy de subir de nivel y cumplir mis mil kilómetros registrados, el puñetero aparato empezó a fallar, a no conectarse y por último a no recargarse de manera que he perdido 40 Km ó más. Es muy cabreante. Afortunadamente mi iPod touch es capaz de comunicarse con el chip y desde hace cuatro días he recuperado el registro de mis carreras y con ello la ilusión de vivir.

Los ordenadores tipo PC tampoco se libran. Desde ahora lo digo, si tenéis u os ofrecen Windows Vista alejadlo de vosotros, es un programa repugnante. El PC de sobremesa que tenía en USA y que me había comprado en 2007, en Bélgica ha dejado de funcionar sin razón aparente. No sabemos ni sabremos cuanto tiene que ver en ello el aterrizaje en la informática del menor de mis vástagos que, haciendo cuanto puede por emular a su hermana, se dedica a entrar en todo tipo de páginas web que tienen pinta de andar rebosantes de virus. Mi ordenador personal, el del Windows Vista, decidió de buenas a primeras no reconocer más las redes inalámbricas. Lo he intentado metiéndole el cable por detrás, a ver si eso le gustaba, pero tampoco. Lo mejor es que el aparato, que es muy listo, te dice que reinstales los drivers que los puedes encontrar en la página web correspondiente. Afortunadamente me queda este PC desde el que escribo que, como pertenece al Groupe Grimaud no me cuesta un duro y además tiene mantenimiento con lo cual resulta imposible de averiar.


18 comentarios:

  1. Viva el software libre! ¿has/habeis probado a upgradearte a un Debian/Fedora/Ubuntu o similar? son gratis. mi preferencia personal es Fedora. Apple es el diablo, y Google tb, tambien lo es Blas (aporto pruebas: http://www.bertisevil.tv/). Para cerrar del todo mi contradictoria opinion, he de decir que en breve me toca renovacion de equipo en el trabajo y cada vez tengo mas claro que pediré un mac

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  2. Alguien me dió a entender una vez que son las mujeres las que tienen problemas con la informática....y ahora resulta que los hombres tambien lloran....Otro mito que se me ha caido....

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  3. A mi siempre me pareció que los ordenadores están muy bien cuando pertenecen a una empresa de manera que cuando hacen una picia de estas vas al informático y te lo arregla. Pasa como con los coches y con las mujeres malas. Muy graciosillo lo de Blas, sí señor, pero a mi Apple me ha tangado las canciones que previamente me ha cobrado y no tengo donde protestar; eso también es parte del negociete este.

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  4. Alf, no sé que te habrá pasado con el i-pod touch pero ahora a mi Apple me funciona de maravilla. Soy usuario de la manzanita desde 1987 y sí que es verdad que por temporadas lo he pasado mal. Aún me acuerdo de las dichosas bonbitas, cuando te salían había que reiniciar el ordenata porque se había bloqueado. Ahora todo eso es agua pasada, no conozco un ordenador más estable que mi MacBook Pro, desde el cual te escribo. Sí que es verdad que el i-pod que tengo conectado al equipo de música de mi coche se me bloquea de vez en cuando y hay que reiniciarlo, pero aún no se si es culpa del software del i-pod o del software del equipo de música. Dile a P que persevere, eso ha sido mala suerte. Y fijate, si yo te digo esto, figurate lo que te dirá Mr. Devices.. jajajajaja.

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  5. pregunta estadistica cultureta/concurso de trivial: ¿alguno de los queridos lectores sabe el por que de la manzana mordida?.

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  6. Por la homofonía en inglés entre bite (=mordisco) y byte (=octete de ceros y unos que constituye la unidad básica de información binaria que utilizan los sistemas digitales). ¿A que tú no sabes cuantos presos había en La Bastilla el día de la célebre toma?

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  7. Respuesta erronea, su fuera eso el logo seria una piñata mordiendo lo que sea... pista: que sea una manzana es importante. Pista 2 si piensas en cuentos andarás cerca (pero no tanto). Lo de la Bastilla una vez lo supe, pero ya no (aunque se puede consultar a wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Toma_de_la_Bastilla) . Sabia que eran pocos pero no me acordaba cuantos

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  8. A, Rey Moro, me encanta esa relación difícil con la tecnología. Como te he dicho muchas veces, puedo imaginar a muchos progres (no digo que tu lo seas, y menos desde que escuchas a Losantos) de cuando Guttemberg hacía sus pinitos despotricando contra la imprenta: donde esté un buen incunable manuscrito por un monje, que se quiten esos inventos modernos. Seguro que los hubo a cienes (y seguro que no votaban a IU o al ala izquierda del PSOE por que no podían). Lo que hemos vivido en los últimos 5 o 10 años deja la imprenta a la altura del betún. Y aún así, hay ciudadanos (es su gran mayoría progres, ergo lelos) que no ven más allá de sus complejos (que en el caso de un izquierdos, son oceánicos). En fin.

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  9. A mi hay algo que se me escapa.... ¿¿¿Qué relación hay entre la tecnologia y la ideologia???. Es decir que tendrán que ver los coj...para comer trigo....

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  10. Queria decir en el comentario anterior....que no entiendo que tiene que ver el tener problemas con la tecnologia con ser progre o no....

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  11. Es que según el filósofo antes conocido como J, los listos, es decir los tecnológicos, son de derechas mientras que el personal de izquierdas es tonto y no sabe ni encender un ordenador. Ignoro en qué número de Nature, Science o incluso el New England Journal of Medicine habrán publicado el correspondiente estudio pero conociéndole no me extrañaría que hubiese algo de eso. Parte del teorema es que los ordenadores Apple son un don de Dios y como podrás observar, ninguno de mis amigos se baja de la burra pese a que estoy aportando pruebas objetivas de que Apple también la caga. Menos que los PC pero bueno, para eso son mucho más caros, digo yo.

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  12. Usera, ¿piensas explicar lo de la puta manzana o qué?

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  13. ¿usera? Siguiendo la fuente de todo conocimiento universal (o sea la wikipedia) lo de la manzana y el bocao viene (segun reza la wikipedia es una leyenda urbana) de un homenaje a Turing, que se suicidó comiendo una manzana envenenada (así le pagaron los ingleses, esa gente tan civilizada, sus contribuciones a ganar la guerra, que le enchironaron por ser gaye).

    Por cierto, es mucho mas facil hacer que tu software funcione bien si tienes que hacer que corra en un solo hardware que ademas tambien es tuyo. Otra cosa es hacer que tu SO (linux o windos) tenga que correr en el cacho de hierro que ha hecho un chino en un garaje

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  14. Así que eres Fernando pero no eres Usera, claro, ahora entiendo yo la perorata sobre el software libre, un tema que casa poco con el caballero con nombre de barrio madrileño, mucho más dado a los pecados de la carne, ya sea asada,frita o en bicicleta de spinning, que a las fruslerías informáticas.

    Lo cierto es que mis relaciones con los ordenadores van parejas a las que mantengo con los coches, los uso y gracias. Cuando el coche se avería hago el numerito de abrir el capó como si supiera para mantener la cosa de machote y luego lo cierro y me encomiendo a la virgen de los Mercedes y lo llevo al taller. Mi tragedia es que no conozco ningún taller para ordenadores. Mira, podría ser un negocio.

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  15. A, has probado a volver a descargar las canciones que dices haber perdido? Es que si no has cambiado el nombre del ipod en el registro, el iTunes "se acuerda de tí" y te lo baja del tirón sin cobrarte otra vez.

    Yo creo que me voy a dejar llevar al reverso tenebroso... Es cuestión de tiempo acabar con un iMac de 27" (por muy increíble que le parezca al esquizofrénico de J)

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  16. J padece un trastorno de personalidad múltiple, ahora cree que se llama Carlos. Los médicos dicen que es mejor no llevarle la contraria porque se pone muy violento y en ocasiones ve muertos.

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  17. Lo que ve son rojos por todas partes...

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