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martes, 8 de marzo de 2011

110

Desde hace unos días se viene escuchando bastante ruido en torno a la medida del gobierno de reducir el límite máximo de velocidad de 120 a 110 Km por hora. Todo el mundo está opinando y no quería yo ser menos.

Dicen los enterados que hay un ahorro asociado a la reducción del límite de velocidad. La cuenta parece sencilla, tal consumo medio a 120 Km/h, tanto menos a 110, tantos litros de combustibles en general, tanto petroleo menos que se consume, cojonudo, vamos a ello. Pero uno lleva ya unos años haciendo de ingeniero y sabe que de lo que se calcula en la teoría a lo que ocurre en la práctica suele haber camino. Tengo para mi que los cerebros pensantes se han saltado la realidad de la conducción en ese nuestro país, donde el límite de velocidad es o era 120 Km/h pero en el que todo el mundo sabe que a menos de 134 no hay multa y en el que el respeto a los límites es directamente proporcional a la presencia de guardias civiles y de indicativos de radar. Sinceramente creo que superado el shock de los primeros días y agotado el límite de turnos que puede soportar la Guardia Civil, el ahorro y la reducción de velocidad se disiparán como tantas otras cosas.

Dicho esto, la aparición de Cospedal y demás fauna identificando la reducción del límite de velocidad con un ataque a la libertad personal me parece una payasada, un esperpento y una gilipollez, muestra del tiempo que nos espera, en el cual el cinismo y la impostura continuarán siendo moneda corriente tal como ocurre en la actualidad con los miembros y miembras, ciudadanos y ciudadanas. Lo que nos merecemos por otra parte.

Siguiendo con el tema de los coches, creo que en las últimas semanas los españoles hemos demostrado lo que llevamos dentro. Voy con más detalle. Durante días, muchos días, el habitual anticiclón que modula el clima de la ciudad de Madrid ha estado ejerciendo. Como es un fenómeno que he visto muchas veces lo tengo muy controlado. Desde la ventana de la cocina de mi casa se ve la Sierra de Guadarrama el primer día de sol después de una lluvia. Las montañas se difuminan progresivamente y al cabo de tres o cuatro días han desaparecido. Entre el cuarto y el sexto día de buen tiempo las cuatro supertorres del norte de la Castellana pueden llegar también a desaparecer. En el recorrido desde mi barrio periférico hacia el centro de la ciudad se aprecia una buena perspectiva de la misma. Sobre los edificios de Madrid se levanta una capa gaseosa de color gris oscuro con retazos amarillos producto fundamentalmente de los tubos de escape que los automóviles liberan en el pertinaz atasco. Más allá del espectáculo lamentable que dio Ana Botella, concejal responsable del asunto que tuvo los cojones de decir que habiendo tanto paro no hay que preocuparse de la contaminación, a mí me llama la atención que los madrileños, viendo su ciudad envuelta en auténtica mierda, respirando mierda y metiendo mierda en sus pulmones y en los de sus hijos, todo lo que saben hacer es quejarse mucho de la situación y exigir al gobierno, cualquiera, el municipal, el autonómico o el nacional, que se lo arregle. Pero ni Dios deja su puto coche en casa y se va en transporte público o compartiendo vehículo privado con un compañero. Y es que esa es la lamentable actitud de los españoles, la queja, el no hacer nada, el no querer pringarse, el plantearse la reacción de los otros en lugar de limitarse a considerar si algo es justo o no...

Que rico el airecito de Madrid


Antes de irme tengo una receta para el tema de la contaminación y de la factura petrolera, la dejo aquí para que, si alguien tiene contactos en el gobierno, se la transmita: Para que la gente deje el coche en casa hay que poner la gasolina a cuatro euros el litro y para no fundir con la medida a todos los que viven de transportar mercancías o personas se les facilita una identificación personal e intransferible tipo DNI y se les cobra al precio normal o incluso a algo menos. Hay infraestructura de sobra para eso. El dinero que se saque con la medida se destina a reforzar y ampliar el transporte público.

Y a ver si esta vez hay comentarios, leche.

1 comentario:

  1. De todas formas en madrid os pasais tres pueblos con lo del coche, a mi los atascos a las 3 de la mañana en la gran vía nunca los llegué a entender. Y el metro es bastante bueno, mucho mejor que en Barcelona. Yo vivi 6 años usando el transporte público y ningún problema.....
    Lo de Cospedal, Botella y tal no merece la pena ni comentarlo....

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