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miércoles, 5 de enero de 2011

Galette de Rois

He vacacionado y he regresado. El problema es que no se muy bien si he estado en casa o si he regresado a casa. Es una curiosa sensación que se genera cuando cambias drásticamente de ubicación geográfica. Ya me ha pasado más veces. Resulta que un día llegas a un aeropuerto que no es el tuyo pero te resulta familiar y es una cosa que no se procesa bien al principio. Recuerdo que la primera vez me pasó en Bélgica y que en aquel tiempo lo comenté con Antonio (el teniente coronel Manzanares por más señas) que vino a decirme que a él, que por aquel entonces trabajaba en una base militar internacional en Eindhoven, le ocurría otro tanto al volver de Madrid. Con el tiempo te acabas acostumbrando y "casa" termina por ser todo pero al principio es un poco raro.


Francia continúa básicamente donde la dejé el año pasado y los franceses andan haciendo el mismo tipo de cosas. Ayer se me echó encima uno al cruzar una rotonda. Debía tener el espíritu en comunión con la naturaleza porque ni me alteré ni nada, ni le insulté; me conformé con un "joder" con tonillo de reconveniencia. A la siguiente rotonda el mismo franchu se abalanzó sobre el coche que acababa de entrar antes que él, se ve que el tipo tenía querencia a embestir. Casualmente el agredido era un coche de policía. Yo reflexioné, "malo está que se abalance sobre mí pero lo de arremeter contra la poli es para nota". Al principió pareció que la policía no le prestaba atención. Ya estaba yo suponiendo que en realidad había estado cometiendo un error todos estos meses pensando que compartíamos normas de circulación franceses y españoles y que es oficialmente aceptado que hay que entrar "a degüello" en las rotondas. Fuera dudas, finalmente el policía se puso en paralelo a su agresor y encendió esas luces azules que acojonan tanto. Para mi sorpresa se limitaron a echarle la bronca, ni multa, ni nada. Lo mismo es que hace falta el concierto de la prefectura y el sindicato para cascarle una multa a un ciudadano, a saber.

Por lo demás continúan los descubrimientos. Ya sabíamos que la navidad acaba el 1 de enero, pasa en todo el mundo menos en España que termina mañana, pero yo imaginaba que como en otros lugares, en enero vendrían las rebajas. Pero no, aquí no hay rebajas. Me malicio que la ausencia de este evento esté relacionada con la protección sindicada del pequeño comercio, siempre con intervención de la prefectura, faltaría más.

Otro descubrimiento ha sido la Galette de Rois. Se trata de una especie de empanada fabricada con un hojaldre que me recuerda al sabor de los Nicanores de Boñar y levemente rellena de chocolate en este caso. Parece ser que es un dulce típico de la época, la versión local del Roscón de Reyes. Guillermo sigue convencido de que va a encontrar una sorpresa pero no parece que esté por la labor de deglutir galette hasta que aparezca, antes al contrario, la acuchilla con saña en la esperanza de que sus prospecciones den con el muñequito-sorpresa o lo que quiere imaginar que le van a dejar como regalo los panaderos. Me extraña porque los franceses no dan gratis ni la hora pero bueno, para qué le vamos a quitar la ilusión al niño. La galette de rois me ha gustado pero prefiero el roscón con nata. Como digo sorpresa no sé si saldrá pero el bollo venía con una bonita corona de cartón que me he colocado para que me inspire.

Momento blog con corona de la Galette de Rois


Seguiremos informando.

3 comentarios:

  1. El principio de este post suena a "Síndrome de Ulises"...

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  2. A, camarada, se te da harto mejor escribir que seleccionar fotos. La que has elegido muestra al abuelo de A.

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