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viernes, 21 de enero de 2011

La televisión, ese ser con vida propia

Hasta ahora he mencionado la televisión de pasada, algún comentario sin más. Parece natural, como si se tratase de un aparato sin importancia pero lo cierto es que no es así. Salvo algún excéntrico como J que casi nunca la ve, la mayoría de los mortales humanos sentimos adicción por el susodicho artefacto en mayor o menor grado. He de reconocer que en mi familia la televisión es un elemento de bastante relevancia, en aquella de la que procedo y en la que de más mayorcito formé. En esta última se lleva la palma de largo mi hijo Guillermo, asiduo y frenético consumidor de cualquier cosa que le den en formato pantalla. Su hermana por el contrario es tan rara como J, no ve televisión prácticamente nunca. Los adultos somos más bien de ver la televisión a determinadas horas, generalmente coincidiendo con los informativos y por supuesto una dosis antes de ir a dormir. Fundamental. En relación a la tele recordaré siempre un comentario de una persona inteligente que me dio clase cuando era yo estudiante de bachillerato, una época en la que los alumnos (y sus padres) respetaban a los profesores y estos a su digno oficio. Esta profesora, decía, nos explicó que la televisión te daba las palabras, las imágenes y que tú sólo te tenías que sentar delante y no había que pensar en nada, te lo da todo hecho. Tenía toda la razón del mundo y yo creo que por eso es adictiva. A mí me suele resultar relajante, o solía porque desde que hacen telebasura ya no relaja nada, más bien crispa y crispa sin cesar.

El caso es que una de nuestras primeras preocupaciones al poner casa en Nantes fue el tema televisión. Más todavía si tenemos en cuenta que ahora que somos todos "digitales" la TV viene acompañada del teléfono y de la conexión a internet, elemento este último de vital importancia y que marca la diferencia entre el emigrante de lujo y el de patera, o el de los años sesenta y setenta que venía a ser por un estilo a lo de las pateras. Tras informarme con los compañeros de trabajo nos dedicamos a ir por los comercios de los diversos suministradores. Los dos más conocidos y potentes son SFR y Orange. Resulta que estos en mi barrio sólo daban una velocidad de internet de 1 Mb, un cascajo vaya. Finalmente nos decidimos por unos que me comentó Eduardo que suministran cable de fibra óptica que hablaban de 100 Mb que a la hora de la verdad se quedan entre 10 y 14 que en inalámbrico y con cuatro ordenadores conectados a la vez no está mal y más si piensas que en España pagábamos un 40% más por 5 ó 6 Mb. El primer problema fue para hacer el negocio porque en Orange y en SFR nos habían atendido unas chicas muy monas y amables que hablaban además en español e inglés respectivamente. En Numericable por el contrario nos atendió un fulano que tenía el conocimiento de idiomas habitual entre los franceses, es decir que hablaba el suyo y gracias. Tras unos 40 minutos de delicadas negociaciones sobre ofertas y posibles packs televisivos salimos de la tienda sabedores de que teníamos internet y teléfono y de que algo se vería por televisión pero sin una clara idea de qué.

Tras instalar los chismes aquellos pusimos la tele y milagro, milagrito, se veía. No sé que cantidad de canales salen de ahí, por supuesto muchísimos más de los que se pueden ver y, por si no tienes suficiente, te puedes abonar a otros que son de pago y alquilar películas. Lo mismo que en España pero esta vez en francés. La televisión nos permitió corroborar la aversión de los franchus a cualquier idioma que no sea el suyo. Buena parte de la riada de canales tienen posibilidad de emitir en dual pero casi nunca lo hacen. No es raro que programen películas españolas, incluso la nefanda serie "Física o Química" pero todas dobladas en francés. Tú ves a tus actores españoles, que son un poco como familia o amiguetes, que está uno hecho a tenerlos en casa, y se te ponen a hablar en francés entre ellos que parece que lo hacen para que no te enteres, y da una rabia que te cagas. Yo no lo aguanto más de un minuto.

Mariló, un icono marujil a la par que mi presentadora de televisión favorita


Ante semejante panorama se ve uno abocado a hacer uso de TVE Internacional. ¿Alguna vez habéis visto la programación de la TVE internacional? Yo os la cuento: El lunes Españoles por el mundo, el martes los del mundo que se han venido a España, el miércoles Artes y oficios populares, el jueves una película catalana, el viernes la leyenda del El Bulli, el sábado cine español y el domingo "Cuéntame". Eso por la noche que es cuando yo la veo. También la veo a medio día cuando voy a comer a casa (otro día hablaré de eso) y eso sí me gusta porque veo "La mañana", el programa de Mariló Montero. Es genial, lo hacen a huevo, sin guión ni otros elementos innecesarios y de vez en cuando sueltan un "culo" seguido de una risilla. Y es que Mariló es navarrica de Estella y como tal es natural y directa. Es más, si no fuera porque he vivido allí (en Navarra) diría que incluso un poco bestia. En fin que la soberbia programación de TVE anima de vez en cuando a darse una vuelta por los canales esos que pagamos pero que no nos gustan salvo a Guillermo. Tengo dos que dan películas continuamente, frecuentemente de chinos horteras haciendo peleas de kung-fu. Alguna vez ponen películas de asco o de asco ridículo como una de unas pirañas que vuelan o un megacocodrilo que se comporta como un agente de la SGAE y también tienen querencia con las películas españolas de terror pero ya he dicho que esas no las puedo ver. Finalmente los viernes y sábados a altas horas ponen tetas y culos lo que me hace pensar que ese rumor que se manejaba en la España de Franco según el cual los franceses eran todos maricones y las francesas todas putas va a resultar una falsedad malintencionada.

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