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lunes, 12 de septiembre de 2011

La Guerra de las Galaxias

Una película que ahora no llama mucho la atención, el guión es un poco soso y los efectos especiales muy simples y muy cutrillos. En la pantalla del televisor cantan mucho. Es que es una película vieja, de 1977, y a estas alturas, 34 años después, estamos ya ahítos de de efectos alucinantes y de hechos espectaculares en la pantalla. Sin embargo La Guerra de las Galaxias es una película que marcó el comienzo de muchas cosas, a saber, las pelis de peleas galácticas, el frikismo, la fortuna de Geroge Lucas... Yo recuerdo cuando la vi en fechas de su estreno. Fue precisamente en ese año, 1977, en un cine de Elche (Alicante). Eran vacaciones de verano y andábamos por allí. Mis padres decidieron llevarnos aquella tarde al cine y fuimos a ver La Guerra de las Galaxias. Recuerdo perfectamente la sala, con unas luces en forma de arco que cortaban el patio de butacas transversalmente y que se fueron apagando una tras otra en el momento en que empezaba la película. Ni hecho a posta, vaya. No sé que recordarán mis hermanas de aquello, ni siquiera si lo recordarán; aunque nos llevamos pocos años, 2 con la mayor y 4 con la siguiente, a esas edades sí que se nota esa diferencia y lo mismo a ellas les produjo menos impresión que a mí. Yo por mi parte me quedé profundamente impactado y sobrecogido. Aquello me pareció la más sublime historia jamás contada y una proeza técnica inigualable. Cada detalle de la película, los rayos láser, las espadas de luz, el ajedrez holográfico, todo, todo me parecía una maravilla y me preguntaba cómo era posible realizar semejantes proezas visuales. Claro, en un mundo en el que no existían los ordenadores, aquello era algo absolutamente apabullante.

Por todo lo que cuento no deja de tener su gracia que, transcurridos esos 34 años, mi hijo de 12 sea un rendido admirador de la saga galáctica. Ya no es lo mismo, ahora hay seis largometrajes y una serie de dibujos animados y el simplón y clásico guión del golfo aventurero espacial Han Solo redimido por el amor de la princesita Leia, se ha convertido en un retorcido culebrón estilo Manga bastante insoportable. Todo eso se acompaña de todo tipo de merchandising, muñequitos de Lego que pagan royaltis (y se los cobran a los padres y familiares de los usuarios) y toda una galaxia, valga la redundancia, de tebeos, muñecos, cartas, cromos etcétera que mantienen viva la llama y el negocio. Fue precisamente la insistencia de Guillermo, que es obsesivo y monotemático, la que descubrió un cierto deje friki-galáctico en Lou y Eduardo, amigos de aquí, a los que más tarde se sumó Javier (más de lo mismo) dejando claro que estábamos ante una tontada que fascina a los varones y deja impertérritas a las damas. Unas cosas llevan a otras y en un momento dado sugerimos hacer un cine-forum aquí en casa, por cuenta de La Guerra de las Galaxias. Decidimos eso sí, hacerlo con la buena, la original, la del cine de Elche, la que se conoce como Episodio IV, en la que se puede ver a un Harrison Ford que sólo necesitaba afeitarse un día de cada tres porque ni barba le salía de puro joven.

La cosa ha tardado porque las agendas de viajes de Lou y Eduardo estaban cargaditas y había un verano por medio pero finalmente, ayer, fue el gran día galáctico. La historia consistió en organizar una merienda-cena en la que todo el mundo aportase algo, preferentemente de su tierra para ver después o durante, la película que hace algunos meses ya, compramos en el FNAC de Nantes. Empezamos con algunas perturbaciones. Yo escribí un correo explicativo convocando entre las siete y media y las ocho, advirtiendo que el pase de la película era a las ocho y media lo más tarde. Lou interpretó que habíamos quedado a las ocho y media, Mónica ni lo leyó y se tomó la interpretación de Lou al pie de la letra y Silvia y Eduardo fueron los únicos que lo entendieron. También advertí que era conveniente no exagerar con la comida con similar resultado al de las horas: de haberlos tenido a mano, podríamos haber alimentado a media Somalia. Yo hice una ensalada de pasta (que se la escuché al mismísimo Miguel Bosé y que tiene mucho éxito) y otra que aprendí en Bélgica y que allí te ponían en la carta de los restaurantes como warme geutekaas salad, lo que viene a ser una ensalada templada de queso de cabra que lleva el queso de cabra y unas cuantas cosas más. Mónica, presa de un ataque de navarritis, se presentó cargada con unas palmeritas saladas absolutamente deliciosas, unos pimientos de piquillo al horno y unos mi-cuits de chocolate. Silvia y Eduardo se presentaron con una crema de zanahoria y un pedazo de tortilla de patatas que estaba de muerte. Pero lo más tremendo fue lo de Lou. aparte de traerse todas las existencias de Samuel Adams (una cerveza muy famosa y típica de Boston) disponibles en Nantes, se dedicó a cocinar una especie de codillo todo desmigado y cocinado a fuego lento con qué sé yo cuantas cosas más además de una serie de salsas y condimentos. Con todo esto se montaban una especie de hamburguesas hipercalóricas pero muy buenas. Aparte de las Sam Adams y alguna que otra cerveza belga nos despachamos una botellita de Protos y otra de Marqués de Cáceres que a nadie dejaron indiferente, finalizando la fiesta con un viaje de ese ron tres vieux de Martinica que tan popular se está haciendo en mi vida.

Aquí algunas de las viandas consumidas, concretamente la carne de Lou y el micui de Mónica

Algunas escenas de la noche. La de abajo me está costando cara si bien no sé por qué

La verdad es que todo transcurrió muy bien. Nos pusimos "morados", hasta tal punto que la película quedó reducida a una excusa para comer y beber. No obstante la vimos. Yo me enteré regular nada más pero porque me senté así lateral a la pantalla, no por ningún tipo de exceso. Terminada la película, la cosa no dio mucho más de sí y nos retiramos. No he tenido conocimiento de que nadie se haya accidentado de regreso a casa así es que lo doy por bueno.

Gente celebrando


7 comentarios:

  1. Resumiendo: el único que vió la pelicula fue Guillermo...

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  2. Pues no podría esta más de acuerdo en lo de La Guerra de las Galaxias. Supongo que quedaría mucho mejor decir que a mi me marcó El Septimo Sello o alguna película Checa independiente... pero sería mentir como un bellaco. Lo que disfruté con La Guerra.. o En busca del Arca Perdida, no lo he disfrutado con películas mucho más serias.

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  3. Cómo? Cómo? Cómo?
    ¿Cómo que "la que se conoce como Episodio IV"? Mucho no te impresionaría cunado no sabes que tiene título como todas las demás.

    El episodio IV se titula "Una nueva esperanza", querido.

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  4. Salvatore estás hecho un friki y un intransigente como buen perroflauta. Eso de "Episodio IV" es una bobada, es "La Guerra de las Galaxias" y si hacen falta aclaraciones se indica que es "la primera de las de verdad, no de las nuevas" y así nos entendemos los puretas. ¿Qué es eso de "una nueva esperanza"? No lo había oído en la vida

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  5. Porque eres un friki de pacotilla, por eso no lo habías oído nunca.
    Rígido dice, aquí el apolillado... X-D

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  6. Yo no soy friki. En algún momento de mi vida podía haberlo sido pero ya no utilizo ni gafas.

    Lo de la rigidez me pierde, ¿estás hablando de guarreridas?

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  7. La mezcla de rigidez y apolillamiento sí que puede estar relacionada con algún tipo de guarrerída, pero seguro que no es sexuarrlll

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